Restauración de una mesa tocinera

En una de nuestras escapadas en busca de tesoros escondidos, dimos con esta preciosa mesa tocinera abandonada entre otros muchos muebles. Decidimos rescatarla y darle una segunda oportunidad.

Necesitaba una buena restauración pero eso no nos desanimó en nuestro empeño. Nos pusimos manos a la obra y tras varios meses, por fin logramos que luciese como se merecía. Lista para decorar muchos años más.

Estas mesas son robustas, hechas para perdurar en el tiempo.

En concreto, esta mesa, esta realizada en madera de roble, su antigüedad aproximada es de 1900. Está tallada a mano y la forma detallada de sus patas nos indica que no sólo la usaban para las tareas de elaboración de productos derivados de la matanza (como solían servir estas mesas tocineras), ya que su forma sería mucho más austera y su madera en general sería de pino.

 Seguramente su destino había sido el de desempeñar varias tareas en una cocina de la campiña, la de cosas que nos podría contar.

Como se puede apreciar en nuestras palabras, nos enamoramos de ella de inmediato y eso nos instaba a que trabajáramos con aún, más ilusión por verla terminada.

Una vez en el taller comenzamos a restaurarla.

Lo primero que hicimos fue tratarla contra la carcoma, presentaba signos de estos insectos en algunas zonas internas. A pesar de parecer estar inactiva, la tratamos igualmente y como siempre la dejamos en cuarentena (de más de tres meses) entre los cuales volvíamos a repetir el tratamiento, y así hasta estar seguras al cien por cien de haber acabado con la plaga.

Después desmontamos por completo la mesa, a pesar de parecer estar fuerte alguna de sus patas se movía. Luego limpiamos y lijamos todas las uniones hasta que no quedo ni un solo resto de antigua cola y las piezas encajaban a la perfección.

Procedimos a tapar los agujeros que la carcoma había creado, uno a uno.

Limpiamos y desengrasamos toda la mesa tanto el interior como el exterior.
Después lijamos la madera de la tapa, que previamente habíamos limpiado para sacarle toda la belleza a la madera.

El cajón tampoco se libró de su correspondiente repaso, después de limpiarlo por completo, le quitamos el tirador y lijamos.

La tapa estaba realizada en varias maderas unidas. Con el paso del tiempo se habían movido,  adoptando diferentes direcciones, por lo que la tapa no era precisamente plana. Así que tratamos cada listón de madera para devolverlos a su forma original y poder ofrecer nuevamente la base lisa que tuvo originalmente.

La mesa tenía varias capas de pintura, una encima de otra y aunque lijarla fué nuestra primera intención no acabábamos de sacar toda la pintura, así que armadas de mucha paciencia y una pistola de aire caliente fuimos quitando la pintura hasta llegar a la madera y ahora sí, procedimos a darle un buen lijado.

Comenzamos a armarla, como si de un puzzle se tratara. Todas las piezas tenían que encajar, además de quedar firme y robusta.

Listo, ya la teníamos casi terminada, ahora sólo quedaba ver como habían quedado de rectos los listones de madera de la base. La verdad es que habían quedado muy bien y tras poner cada uno en su lugar, pudimos comprobar que la base tenia por fin el aspecto deseado.

Comenzamos a pintarla. Utilizamos pintura a la tiza en color crema vintage, después envejecimos con patinas y desgastamos aquellas zonas que nos parecía más interesantes, respetamos su antiguo tirador para que no perdiese su esencia.

Fue mucho trabajo, sobre todo por tener que respetar los tiempos de espera necesarios para la eliminación de la carcoma y por tener que enderezar las tablas de la base, pero el resultado fue mejor que el esperado y la satisfacción de haber podido trabajar en ella hasta verla lucir ahora, es la autentica recompensa.

¿Que os parece? ¿Os animáis a restaurar una de ellas?
¿La utilizaríais como pieza de decoración en vuestro hogar ahora que están tan de moda?